MANUEL LÓPEZ PÉREZ, indiano adinerado y alcalde REPUBLICANO DE Navia (Asturias), los franquistas le ASESINARON en 1936

Manuel Lopez Perez word pressManuel López Pérez o D. Lolo como le llamaban, era un hombre que conocimos hace bastantes años. Emigró joven a Puerto Rico llamado por un tío suyo que se encontraba allí. Después se estableció en México, tenia un comercio de tejidos en Tampico. Jovial y tacaño, aún parece que le vemos por la ciudad petrolera, jugándose la mañana y retrasando el pago, si perdía. Se iba comiendo las aceitunas camino de la tienda, para no perder baza. En uno de sus viajes a Asturias se casó con una sobrina con la que tuvo dos hijos.

Era un «indiano» vulgar, de los cincuenta mil emigrantes que hicieron fortuna a base de desvelos, esfuerzos y rutina. Se decidió a especular en negocios de petróleo. Y tuvo suerte. El «oro negro» lo convirtió en millonario a la vuelta de pocos años Entonces, pensó en la tierra. En reintegrar su capital a España. En vivir en su pueblo. Al enviudar, hacia 1.920, se retiró de los negocios americanos y decidió regresar junto con sus hijos a Villapedre en Navia, donde se casó en segundas nupcias con Mercedes la hermana pequeña de su primera esposa. Vivieron en Navia hasta la construcción en 1.930 de una casona, un palacio llamado Villa Mercedes, en Villapedre, flanqueado por dos torres y situada junto a la carretera N-634. Fue construida por el arquitecto Francisco Casariego Terrero.

Los aristócratas sin blanca comenzaron a mirar con recelo al indiano. ¡Lo de siempre! El pobre hombre que para los «señoritos» del pueblo había de seguir siendo el zote. Para aumentar su desventura, compró una finca a «el Jabalí», lo que originó un pleito entre ellos. Pleito político y pleito de tierras. El perdedor fue el «indiano». El «jabalí» de Luarca, en vez de una finca, como buen gitano le vendió una burra ciega. La culpa era del ferrocarril de la costa, hace tantos años en construcción, que la partía la finca por gala en dos heredades. Desde entonces fueron enemigos el «indiano» y el cacique

Entonces llegó La guerra. Durante la República, Lolo el «indiano» era el alcalde de Navia. Cuando llegaron las tropas fascistas, el cacique comenzó a masticar su venganza. López fue detenido. Primero le echaron una multa de doscientas mil pesetas. Lo soltaron. Después, otra, de ochocientas mil pesetas, se incautaron de sus propiedades, y le llevaron a Lugo a un consejo de guerra.

Preguntamos:

-¡Y López?

-Lo han fusilado

La quinta fue requisada para albergar el Hospicio de Oviedo, afectado por la contienda, pasando a partir de entonces a ser conocida como “La Residencia”.


Original en el libro España a Hierro y Fuego, de Alfonso Camín


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española