El alcalde REPUBLICANO de Los Llanos de Aridane (La Palma, Canarias), FRANCISCO RODRÍGUEZ BETANCOR, fue ASESINADO por delincuentes franquistas y arrojado a una fosa común en Fuencaliente (La Palma), en 1936

Francisco Rodriguez Betancor word pressFrancisco Rodríguez Betancor nació en 1901 en Las Palmas de Gran Canaria. Era mecánico electricista, miembro de la UGT. Participó en la constitución de la Agrupación Socialista de Los Llanos de Aridane en 1931, era tesorero-contador. Fue elegido alcalde de la citada localidad en marzo de 1936. En su equipo de gobierno figuraban José San Blas Felipe, 3º teniente alcalde, el procurador-síndico José Ruperto León Rodríguez y José Acosta García como síndico suplente. Betancor fue un alcalde peculiar, él y Ruperto León eran personas de elevado nivel cultural, preocupados por los valores, y figuras visibles de un socialismo limpio, cercano y sincero. Estas características quedaron patentes en las distintas propuestas de las que queda registro.

Entre ellas, Francisco Rodríguez solicitó a la Junta Local de Enseñanza que se pronunciara ante algún maestro que impedía que los niños descalzos entraran en la escuela pública. Otra propuesta destacable fue el nombrar una calle a Don Conrado Hernández, un farmacéutico conservador que desempeñó una labor altruista en Los Llanos, años atrás. En febrero de 1932, el entonces alcalde Mauricio Duque propuso permitir la celebración pública de la Semana Santa y tanto Francisco Rodríguez como José Ruperto apoyaron la propuesta, lo que pone de manifiesto la amplitud de miras de ambos.

Al triunfar el golpe de Estado del 18 de julio los fascistas lo expulsaran del cargo, sus ideales demócratas no eran del agrado del régimen. Son conocidos los hechos de la huida a campo y montes de los Republicanos, los llamados “alzados”, perseguidos por los franquistas. Muchos acabaron asesinados en fosas abiertas por ellos mismos, sin pasar siquiera por alguna farsa de consejo de guerra, “desapareciendo” definitivamente, ni tan siquiera les fueron entregados sus cuerpos a sus familias. Así ocurrió con los 13 de Fuencaliente en 1937. Francisco Rodríguez Betancor «un hombre bueno, muy querido por los vecinos», fue una de las víctimas de esos días de barbarie. Huyó a los montes cercanos junto a varios concejales y militantes socialistas, así como compañeros Republicanos.

Francisco Rodríguez fue detenido en noviembre de ese año, encarcelado en Los Llanos, y cuando era trasladado a Santa Cruz de La Palma, lo llevaron a una zona de pinar en Fuencaliente junto a otros 4 activistas de izquierdas, José Ruperto León, Antonio Hernández González, (músico), Antonio Fernández Acosta (Unión Obrera de Argual), y Manuel Peña (músico y sindicalista). En medio de la nada de una noche cualquiera los golpearon, les humillaron, les pegaron un tiro, y los arrojaron a un hoyo de 2 metros de profundidad al pie de un pino, haciéndolos desaparecer. No consta su nombre en el libro de registro del depósito de detenidos en la cárcel del partido judicial. Los asesinos se cuidaron en no dejar huella.

Dejaba atrás a su esposa Consuelo Acosta García y sus 6 hijos, el mayor de 9 años, que quedaron huérfanos además del recuerdo afectivo y físico del abrazo y de un beso de un padre. Alguien un día conoció la historia, hablaba en nombre de otra persona con la promesa de no difundirla hasta su fallecimiento. Entonces confesó donde se encontraba la fosa común, habían pasado casi 60 años. Iniciaron la búsqueda y en 1994 aparecieron y se identificaron los restos de Francisco Rodríguez Betancor en el Pino del Consuelo. El párroco del municipio se negó a que sus restos gozaran de una cristiana sepultura, eran los años 90 y ese cura se negó a pasar los restos de un Republicano por la iglesia argumentando que era «improcedente». Fueron días de tensión y de decepción.

Sus restos pasaron finalmente por la iglesia gracias a la presión de quienes se volcaron ante la injusticia, pero el sabor amargo del sectarismo de aquel párroco quedó por siempre en los labios del pueblo de Los Llanos de Aridane. Pese a la oposición de algunos, los recelos de otros y la tensión que todavía se respiraba, los familiares de Betancor lo pudieron enterrar con los honores reservados a un alcalde, en una tumba que lleva su nombre.


Documentos: El Día, La opinión de Tenerife (V.M.). Fundación Pablo Iglesias. El Apurón (Javier Betancor). El Diario.es (María Victoria Hernández). imagen placa de JoeSatana en wikipedia


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española