JOSÉ SÁNCHEZ CASTILLO, REPUBLICANO comprometido, ASESINADO por criminales franquistas en Agosto de 1936 en el cementerio de Granada

Jose Sanchez Castillo word pressJosé Sánchez Castillo nació en Dílar (Granada) en 1890, en una familia muy humilde. Casado con Carmen Carreño Berruguilla, era padre de 4 hijos, a los que reforzaba su educación en casa, a los 5 años, Carmen, la menor, ya sabía leer. José era contable de la fábrica de orujo y aceites Carbonell de Pinos Puente. Acudía frecuentemente a la Casa del Pueblo. Disfrutaba del reconocimiento de sus vecinos y de los empleados de la fábrica donde trabajaba. Siempre dispuesto a ayudar a quien se lo pedía, sin distinciones. En su tiempo de ocio, escribía instancias a máquina a los señoricos del pueblo que, en agradecimiento, le regalaban gallinas y hasta algún jamón, y enseñaba a leer y a escribir a quien se lo solicitaba.

En 1936, José era el mejor candidato para dirigir la fábrica, gozaba de una maravillosa reputación. Pero estalló la sublevación fascista. José Sánchez Castillo decidió, como actitud de compromiso con la República, no ir a trabajar a la fábrica porque no estaba de acuerdo con el golpe de estado. José acabó enfermo, quizá por la angustia, y tras 3 días en cama entre la inquietud y la desesperanza, llegaron noticias de que le iban a detener, por una denuncia de esas tan frecuentes, sin fundamento, ni conciencia, ni moral, por parte de alguien que aspiraba a dirigir la fábrica.

Ante los serios indicios de persecución y represalias, José se escondió en los montes cercanos a Pinos Puente, le siguió su hijo Antonio, de 17 años. En la clandestinidad coincidió con otros Republicanos de las cercanías. Cada día bajaba a un cobertizo esperando oculto a su pequeña Carmen, que se presentaba a la misma hora con la comida que preparaba su madre. José pensaba en regresar, le animaban mensajes de amigos: “..que no tienes delitos, ni has perseguido a nadie, ni has prendido fuego a nada, solo tu palabra, tus gestos, y ya está..”.A mediados de agosto regresó a su hogar, pero su hijo Antonio, se quedó en los montes, alistado en una Milicia Republicana, en la que guerreó por toda España hasta que cayó herido en la batalla del Ebro.

A los 2 días de su vuelta la guardia civil se presentó de noche en su casa para llevarle al Ayuntamiento. Más tarde le dijeron a la esposa que su marido tenía que quedarse allí esa noche. Su hija Carmen fue a llevarle leche ese día, y los 2 días siguientes el almuerzo. Pero al tercer día su padre ya no estaba. Le dijeron que le habían llevado a la cárcel de Granada. El 25 de agosto de 1936 Carmen paseaba con su prima por una calle de Pinos Puente. Un grupo de gente arremolinada lloraba y se lamentaba en la puerta de la casa de José Tentor Asensio, el relojero del pueblo, habitual de la Casa del Pueblo.

José Sánchez Castillo fue fusilado ese mismo día junto a su amigo el relojero. Aquel día un total de 39 detenidos de la cárcel de Granada cayeron asesinados en la tapia del cementerio de Granada. Vecinos de Pinos que acudían a diario a la cárcel de Granada vieron salir un camión en el que reconocieron entre un grupo de arrestados del pueblo a José Tentor y a José Sánchez Castillo, este con el puño en alto, cantando la Internacional. Entre los fusilados estaban también el catedrático de Derecho Joaquín García Labella, y el gobernador civil de Jaén Francisco Rubio Callejón. Pepe, el hijo mayor de José Sánchez Castillo, había acudido insistentemente a Granada preguntando por su padre. El 29 de agosto, con toda la frialdad y sin detalles, le indicaron lo que había pasado. José Sánchez Castillo fue arrojado a una fosa común junto al resto de las víctimas. Sigue desaparecido.

Un grupo de falangistas saqueó la casa familiar entre gritos y amenazas, ante la impotencia de la madre. Se llevaron una máquina de escribir y una radio que se quedaron los guardias civiles. Todo perdido, la familia sobrevivía duramente en Pinos Puente, sin encontrar trabajo, bajo la mirada inquisidora de vecinos. Carmen tuvo que coser calcetines para los soldados franquistas, a cambio de un real o unos huevos. La familia se desplazó a Granada, Carmen aportaba su granito de arena, cosía ojales para las polainas de los soldados, y vendía jabón por las casas. También trabajó en alguna sastrería.

Manuel Mateo Sánchez, uno de los 4 hijos de Carmen, indagó en la historia de su abuelo: A los 75 años de su asesinato consiguió su certificado de defunción: “Falleció el día 25 del pasado agosto a consecuencia de disparos por arma de fuego según resulta de la orden recibida, y su cadáver recibió sepultura en el cementerio de esta capital”. En 2010 Mateo logró el certificado de “Declaración de reparación y reconocimiento personal”, según ley de 2007 “por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura”.

Mateo añade: “El abuelo no murió, lo asesinaron. Nadie se lo tenía que decir a mi madre, ella siempre lo supo, la abuela murió sabiendo que su marido, nuestro abuelo, era inocente. La familia también lo sabía, sus amigos, sus compañeros de trabajo, los vecinos de Pinos Puente. También lo sabían quienes firmaron la orden de ejecución, también quienes le dispararon ¿Cuántos miles más de inocentes, sin familia, sin descendientes, sin nadie que les recuerde permanecen en el olvido? Recuperar su memoria y su dignidad es una necesidad, una obligación y una deuda pendiente de nuestra democracia. La memoria es el corazón del hombre”.


El independiente de Granada ( Juan I. Pérez).  (Manuel M.Mateo)


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española