Casarejos (Soria), 1936. Mercenarios falangistas encarcelaron a la joven CLARA CONTRERAS PEÑA por acusarles de traidores. Fue ASESINADA al día siguiente junto a otros 30 REPUBLICANOS

Clara Contreras Penna word pressProducida la rebelión fascista, en Casarejos siguió discurriendo la vida con la misma tranquilidad de siempre, dedicado cada cual a sus quehaceres cotidianos. Nada hacía presagiar la tragedia que después se desencadenó; si alguien la hubiera anunciado le hubieran tomado por loco. Los habitantes de este pueblecito, pequeño y pacífico, pasados los meses de julio, agosto, septiembre y octubre, ¿cómo iban a imaginar que 2 de sus vecinos, jóvenes ambos, iban a ser inmolados de una forma tan terrible y espeluznante? No, nadie lo pensaba ni lo temía. Pero el 18 de noviembre de 1936 aparecieron en el pueblecito unos falangistas dando vivas al “movimiento”; una joven de 22 años, soltera, les contestó: «Arriba España y mueran los traidores».

Serían sobre las 6 de la tarde y los falangistas montaron en el vehículo a dicha joven y a 2 hombres más del pueblo, a los que después dejaron en libertad. No así a la joven, Clara Contreras Peña, que fue llevada a Soria e ingresada en la cárcel. Clara Contreras pidió a su familia que le llevaran ropa, y cuando su hermana llegó a Soria con lo que la detenida había solicitado, ya no pudo hacer la entrega, porque había sido fusilada.

No hay prueba alguna concreta del lugar donde la mataron, ni las circunstancias del asesinato, pero todos los indicios inducen a pensar que fue fusilada junto con 30 hombres, prisioneros de Sigüenza, en las «Matas de Lubia», el mismo día 18 ó 19 de noviembre. «Hoy hemos toreado 32 becerros y una novilla», dijo un bárbaro, a la puerta del Casino de la Amistad.

El 16 de Octubre de 1936 habían llegado a Soria en varias tandas unos 700 prisioneros, combatientes del Ejército Republicano, procedentes de la batalla de Sigüenza. A final de noviembre desaparecieron 30 presos. Días mas tarde fusilaron a otros 30. Estas operaciones se repitieron hasta que no quedaron mas que 175 prisioneros. En las «Matas de Lubia», entre sorianos y prisioneros descansan varios cientos de personas, entre ellas algunas mujeres. Uno de los enterradores lúcidamente ha recordado con suma precisión aquellos acontecimientos: “fueron fusilados en el barranco Loboso, término de Lubia, 30 personas, de las que una era mujer”.

Según testimonios solventes, la joven Contreras fue denunciada por un médico, Julio Sangüesa Sanz, a quien Clara Contreras Peña había rechazado en sus pretensiones y por un tal Ayuso, de San Leonardo. Se sabe que el cura que la confesó, si bien no aclaró detalles del lugar donde fue sacrificada y sus circunstancias, salió de la cárcel de Soria horrorizado, sabiendo que iban a matar a una joven tan inteligente y buena.

El otro vecino de Casarejos asesinado era Juanito Sancho, también de unos 22 años, oriundo de La Rasa, fue detenido en El Burgo de Osma. Apareció con sus partes mutiladas y muerto en Pinar Grande. Fue enterrado en Vadillo. Se ignoran más detalles del horroroso suceso, aunque existen algunas sospechas, que nos abstenemos de consignar por su falta de concreción. Lo que sí se sabe es que el alguacil de Vadillo apareció después con las ropas del infortunado, lo que no significa que tuviera participación en el crimen. Aunque sí debió aprovecharse.


Documento original: El libro “La represión en Soria durante la Guerra Civil” de Gregorio Herrero Balsa y Antonio Hernández García


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