Crímenes franquistas en el valle del Ambroz (Cáceres). La Represión

Valle del Ambroz Represion word pressEn Extremadura, miles de jornaleros, obreros, trabajadores, desheredados históricos, vivían en condiciones miserables, en condiciones de semiesclavitud. El gobierno Republicano intentó solucionar este y otros problemas mediante una legislación laboral apropiada y una Reforma Agraria que entregara tierras a los campesinos pobres. Los grandes terratenientes, la jerarquía católica, la oligarquía y la facción más reaccionaria del Ejército con ayuda nazi y fascista, acabaron con el sueño de aquellos gobiernos Democráticos y Legítimos. Convencidos de ser propietarios del país, se negaron a que los gobiernos Republicanos trataran con enorme esfuerzo y voluntad a convertir España en un pueblo de ciudadanos, iniciando reformas agrarias, introduciendo el sufragio femenino, avanzando en materias culturales, educativas, sanitarias.

Todos los intentos reformistas acabaron en una gran tragedia con la sublevación militar de julio de 1936, que triunfó con rapidez y facilidad en toda la provincia. El control de la comarca por parte de los sublevados fue fulminante. El 21 de julio de 1936, “militares” felones y mercenarios de la guardia civil, ocuparon Hervás, Aldeanueva del Camino, y el día 22 Baños de Montemayor. Se incautaron y destruyeron los bienes de partidos políticos, sindicatos y asociaciones democráticas, y sus archivos y documentos. Se quemaron los libros de registro del cementerio; en las actas de los ayuntamientos golpistas no aparecen referencias a los Republicanos de la comarca asesinados.

Como en casi todos los pueblos de la provincia, en el Valle del Ambroz no había habido represión Republicana ni víctimas de derechistas. Sin embargo a finales de Julio de 1936 comenzó la posguerra en el Ambroz, la violencia fascista, la envidia, el rencor, la humillación, la maldad, el hambre, el silencio, el miedo y el olvido, una acción incivil, injusta, innecesaria, cruel y desproporcionada. Como señala Francisco Espinosa: Durante la República, los campesinos tuvieron que escuchar en los momentos malos el “comed República”; miles de jornaleros esperaban tierra para trabajar, pero el golpe fascista los arrojó a la tierra de la fosa en la que los arrojaron. La reforma agraria fueron miles de fosas comunes abiertas en todo el país.

En el Valle del Ambroz hubo decenas de víctimas mortales de la represión franquista, jornaleros, artesanos, maestros, sindicalistas, concejales, hombres y mujeres afines a la República. Mediante “paseos” o represión “irregular” eran “sacados” de sus casas de madrugada, sin procedimiento judicial, y asesinados; los cadáveres quedaban esparcidos por cunetas, caminos, tapias de cementerios, o arrojados a fosas. En muchos casos las muertes no fueron inscritas en los registros civiles, oficialmente eran desaparecidos de los que no se tiene noticia, sus verdugos ya se encargaron de ello.

Muchos asesinatos se registraban grotescamente, un ciudadano sacado de la cárcel, de madrugada, atado, conducido a las afueras y asesinado a sangre fría por una cuadrilla de falangistas, consta en el registro como “muerto en acto de guerra con fuerzas armadas”, “cadáver sin nombre”, “muerto por hemorragia o por traumatismos”. Los verdugos ejecutores eran sicarios falangistas al servicio de la oligarquía y bajo la dirección de los golpistas, civiles y “militares”, según “listas negras” confeccionadas por caciques e incluso por curas, que mostraron en general una completa adhesión al franquismo. Con su actitud, legitimaron un sistema sin libertades ni respeto a los derechos humanos.

Otras víctimas fueron sometidas a juicios sediciosos organizados por tribunales militares ilegítimos, sin garantías, acusando a los detenidos de rebelión o traición. Un detenido en Hervás pasaba a Plasencia y de ahí al Campo de Tiro de la Dehesa de los Caballos, donde era fusilado mientras un capellán les decía: “Dios se apiada de vuestras almas, pero no de vuestros cuerpos”. Luego eran arrojados a una fosa común en el exterior del cementerio. De las 4.000 condenas de reclusión dictadas en Extremadura, varias decenas recayeron sobre vecinos del Alto Ambroz. Otros Republicanos encontraron la muerte en campos de concentración nazis.

Hubo otras formas de represión: delaciones, registros, multas, palizas, destierro, incautaciones de bienes, “depuraciones”. Muchos maestros o empleados públicos perdieron su trabajo. Hay que recordar a las mujeres Republicanas, maltratadas, vejadas, algunas fusiladas, otras encarceladas, rapadas “al cero” con un lacito rojo en el centro de la cabeza, purgadas con ricino y paseadas en público, humilladas descargando su vientre entre risas, abucheos y burlas del público derechista, insultadas, escupidas, obligadas a cantar el “caralsol”. A Rosa Sánchez Ibáñez «Artillera», ama de casa, madre de 4 hijos, la pelaron, ricinaron, humillaron a paseos, y la torturaron hasta que terminó muriendo.

Los asesinatos arbitrarios dejaban familias rotas, madres sin poder mantener a sus hijos, pena e ira inconmensurable, miedo, vidas destrozadas ante la pérdida de un ser querido de forma tan impune, viudas que quedaron marcadas para siempre. Para ellas y sus hijos comenzó una etapa de penalidades, hambre, enfermedad y, en muchas ocasiones, de muerte. Muchas madres vieron morir de hambre y desatención médica a sus hijos, que sufrieron por la muerte, el encarcelamiento y la discriminación de sus padres: Harapientos, con las cabezas hinchadas y la cara demacrada, muchos niños murieron sin remedio por la hambruna y las enfermedades, la sanidad era casi inexistente. Ni en Julio de 1936 ni en Abril de 1939 llegó la paz al Valle. Llegó la victoria y, con ella, la represión, el miedo, el silencio y el olvido.


Documentos: El Salto Diario (Ángel Olmedo Alonso). La represión franquista en Hervás y el Alto Ambroz; Represion silencio y olvido. Memoria histórica de Hervas y el Alto Ambroz, Francisco Moriche Mateo)


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española