En el caserío de Pikoketa (Gipuzkoa), elementos franquistas FUSILARON extrajudicialmente a 13 jóvenes REPUBLICANOS en agosto de 1936

Pikoketa word pressDesde varias posiciones en las Peñas de Aya y la loma de Pikoketa, una veintena de jóvenes milicianos Republicanos y algunos carabineros defendían Irún de las tropas fascistas que llegaban desde Lesaca por el collado de Aritxulegui hasta Oiartzun. Según el informe firmado por el Dr. Fco. Etxeberria Gabilondo, Presidente del Departamento de Antropología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y de conformidad con los datos aportados por Iñaki Egaña, el coronel Solchaga, jefe de las fuerzas insurrectas, que había recibido refuerzos y nuevas piezas de artillería, ordenó el inicio de la ofensiva fascista con todos los efectivos. La captura de esta avanzadilla Republicana fue realizada por el coronel Joaquín Ortíz de Záratea.

Esa mañana del 11 de agosto, varias ráfagas de metralleta de las tropas fascistas surgieron de entre la niebla. Los milicianos eran jóvenes, plenos de entusiasmo, pero ingenuos y ajenos al cruel arte de la guerra al que se veían fatalmente convocados. La columna franquista tomó por sorpresa el caserío, hizo prisioneros a todos los defensores, y pocas horas después, por orden del coronel Beorlegui, fusilaron a todos contra las mismas paredes del caserío, sin juicio alguno.

Eran 9 jóvenes voluntarios, el mayor de los cuales tenía 25 años y el menor 17 todos de filiación comunista, menos Víctor Genua que pertenecía al PNV, y 4 carabineros. Sellaron su compromiso revolucionario y los agentes, su lealtad Republicana. Las víctimas fueron las siguientes:

Mertxe López Cotarelo, nacida en 1919, hija de Remigio y Jacinta, tenía 3 hermanos. Responsable comunista del trabajo entre las mujeres jóvenes. –Pilar Vallés Vicuña, nacida en 1918 en Boquiñena (Zaragoza), hija de Manuel y Ángela, 4 hermanos. Escolarizada. –José María Arruti Idiakez, nacido en 1917, en Cestona, hijo de Francisco y Clemencia, 5 hermanos. Era cocinero en el balneario de Cestona. –Victor Genua Montiano, nacido en 1910 en Irún, hijo de Antonio y Verónica, familia de trabajadores, 3 hermanos. –Jesús López Casado, hijo de Miguel y Felisa. –Agapito Domínguez Taguada, nacido en 1913, hijo de Juan y Juana. Era ebanista, había pasado por la cárcel por los sucesos de Octubre de 1934. –Bernardo Usabiaga Jáuregui, nacido en 1918, hijo de Miguel y Dominica, 4 hermanos. Era perito mercantil, miembro también del sindicato estudiantil de izquierdas, FUE. –Manuel Justo Alberdi, nacido en 1914, hijo de Domingo y Apolonia, 7 hermanos, era pastelero. –Miguel López Pascual, nacido en 1897 en Huete (Cuenca). Los carabineros fueron: Vicente Argote, nacido en 1897. –Agustín Miguel Bermejo, nacido en 1896 en Zugarramurdi, hijo de Valentin y Gregoria –Félix Luz Echeverría, nacido en 1908. –Angel Braña López.

Hubo 2 supervivientes, Patxi Arocena y Alejandro Colina que se escondió en un matorral. Cuando este escapó a Irún, de donde provenían la mayoría de los milicianos, lo contó todo causando gran conmoción, por la juventud de los asesinados y por la presencia de las 2 chicas, Mercedes y Pilar. Eran los primeros días de la guerra que no había mostrado su crueldad, fue el primer ejemplo dramático de lo que traería después.

Los Republicanos iruneses sabían donde estaba la fosa común, siempre miraron clandestinamente y con dolor hacia aquel robledal que los cobijaba. Tras la muerte de franco, los familiares de los asesinados quisieron rendirles homenaje y dar dignidad a su memoria: Localizaron la fosa, allí estaban los huesos, monedas, ropas, los zapatos de las chicas. Sobre la misma fosa colocaron un monolito cúbico de piedra caliza con una inscripción y el anagrama de un «lauburu”. El ayuntamiento de Irun cedió un panteón en su cementerio, donde depositar los restos y rendirles honor; allí figuran inscritos los nombres de 14 asesinados. Este es el lugar de las flores cada 11 de agosto. Ambos monumentos AQUÍ.

Una investigación posterior permitió saber que hubo 18 fusilados. Se desconoce quiénes fueron esos otros 4 muertos anónimos, eran los primeros días de la guerra, había muchos voluntarios, mineros asturianos, brigadistas internacionales. Nunca se sabrá su identidad. Pero, igual que los jóvenes milicianos y los fieles carabineros Republicanos, ellos, que permanecieron también largos años en el olvido, merecen formar parte de nuestra memoria. Todos los años, el primer domingo de noviembre se celebra un sencillo homenaje de recuerdo en el mismo lugar, el alto de Pikoketa.

En Pikoketa, aquellos muchachos defendían la República, el régimen legal y democráticamente constituido. Ante el golpe militar no dudaron en levantarse y exponer su vida para defender la democracia amenazada, el país que era suyo. Ese es el tesoro que encierran las fosas, el ejemplo de la memoria resistente, el de todos los que entregaron su vida por la libertad. Constituye un monumento de la memoria heroica de un pueblo, necesaria para recordar e interiorizar las mejores gestas, para emularlas. Fue justo defender la República hasta el fin.


Referencias originales: Asociación Republicana Irunesa (Miguel Usabiaga, 1, 2 y 3). Noticias de Gipuzcoa. Imagen original de: Flores de la República. Los olvidados de Pikoketa


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española