MARÍA DE LOS DESAMPARADOS BLANCO y EUSEBIO GONZÁLEZ ORDÓÑEZ, maestros REPUBLICANOS, ASESINADOS por los franquistas en Lario (León), en 1936

María de los Desamparados Blanco word pressMaría de los Desamparados Blanco nació en Despeñaperros (Jaén) en 1895. Su madre murió en el parto. Su padre quería que fuera monja y la envió al hospicio de León con 6 años. A los 18 años María se ganaba la vida dando clases de piano y solfeo a familias pudientes, así pagaba sus estudios de maestra. Se casó con un militar, que murió en el desastre de Annual (Marruecos), con el que tuvo a su único hijo, Laurentino. Trabajó como maestra interina y luego nacional. Tras un destino en Canarias, regresó a Bercianos del Páramo. Se casó de nuevo con otro maestro, que ejercía en Cuénabres, por lo que María consiguió el traslado al colegio femenino de Burón, una localidad cercana.

En Burón se recordaba María de los Desamparados Blanco como una buena persona y una excelente maestra. «Tenía unas cualidades innatas para la enseñanza y todos aprendimos mucho con ella. Era muy especial a la hora de enseñarnos las cosas», contó una de sus alumnas. Su hijo, Laurentino Fernández Blanco, decía que “María era muy católica y no tenía grandes ideologías, era una maestra agradecida a la República por reconocer a los maestros con mejores sueldos”. Sus alumnas destacan su labor docente y su faceta musical, ya que tocaba el órgano de la iglesia todos los domingos y festivos en misa.

A partir de noviembre de 1936, las comisiones franquistas de depuración dictaminaban sobre la conducta profesional, religiosa, social, particular y política de los maestros con la ayuda de los informes solicitados a los alcaldes, falange, curas, guardia civil y padres de familia. Laurentino Fernández contó que: “..el jefe de la falange de Riaño ordenó matar a los maestros de Burón, pensando en el matrimonio de mi madre y mi padrastro, pero detuvieron por error a otro maestro, Eusebio de la Riva, que de política no sabía nada, lo mataran por error, pensando que era mi padrastro..”

El maestro de Burón Eusebio González Ordóñez nació en Maraña (León) en 1883, padre de 3 hijas, también era labrador y ganadero. Bajo el franquismo, ser maestro era peligroso, su profesión se convirtió en un objetivo preferido de los sublevados. En Burón, el secretario y su mujer, el cura y la familia más significada políticamente eran falangistas, por lo que a María y a Eusebio no les dieron tregua, estaban sentenciados.. «..El cura era tremebundo: falangista, falangista, falangista. Y los jefes de falange, peor aún, en Burón fue tremendo, no hubo compasión», recapitula Miguel Ángel Mancebo, descendiente de Burón e impulsor de la exhumación de ambos.

La noche del 30 de septiembre de 1936, 2 cobardes falangistas fueron a buscar a los 2 maestros a sus respectivos hogares con el pretexto de que debían declarar en un juicio en León contra un maestro originario de Burón. Primero recogieron a Eusebio y seguidamente a María de los Desamparados; en ese momento ella recordó que no llevaba dinero y, al dar la vuelta para entrar en casa, el maestro le dijo que al lugar al que iban, no lo necesitaría. Su hijo Laurentino recuerda la despedida: “Me despertó y me dijo: Tú tranquilo. Mañana estoy aquí. Mi padrastro vio cómo los falangistas la subían a un coche junto al maestro, Eusebio. Antes de irse a mi padrastro le dijeron: Y mañana venimos a por ti».

El maestro Eusebio llegó debilitado a la ejecución por las torturas recibidas. Esa noche, en Lario, un pueblo cercano, fueron fusilados cobardemente a la orilla de una carretera. María de los Desamparados Blanco no se resignó a morir, se defendió tan salvajemente como pudo y se enfrentó a sus ejecutores hasta el final. Los vecinos la oyeron gritar y dicen que uno de los asesinos llegó a casa con la cara llena de arañazos. El asesinato fue tan brutal que los falangistas la rtorturaron, violaron, y la remataron con un pico, golpe que aún se apreciaba en el cráneo de la mujer en el año 2009, cuando sus restos fueron exhumados por la ARMH. Uno de los asesinos, natural de Polvoredo, desvistió a María, antes o después de matarla, y poco después, su mujer apareció en el pueblo luciendo el abrigo y el bolso de María.

Los papeles oficiales dicen que los 2 maestros nacionales fueron ejecutados como «consecuencia de la lucha contra el marxismo». Laurentino y su padrastro huyeron porque «el siguiente iba a ser él». Fueron detenidos en León y encarcelados en uno de los campos de concentración más siniestros del país, San Marcos, del que pudieron salir milagrosamente con vida.

El lugar donde los asesinos arrojaron los cadáveres era conocido por muchos vecinos. Desde aquel fatídico día la gente ya no iba a beber agua a la fuente del lugar, a veces se veían ramos de flores. Gracias a los trabajos realizados por la ARMH los restos se localizaron en agosto de 2009. Se encontraron las gafas del maestro, y los huesos de ambos. El hijo de María, Laurentino, cumplidos los 91 años, presenció la exhumación de los restos de su madre. «Siento dolor, pero peor habría sido irme sin ella; es un momento alegre, pero también triste. Estoy contento de haberla encontrado, pero me duele mucho saber lo que sufrió».


Documentos: Memoria Histórica (René Pacheco Vila). Diario de León (Marco Romero). El País. Noetikos (Jose Maria Campos). Ileón. Date Cuenta (Aitor Fernández). León Noticias (Eva González). Y el libro Valientes, el Relato de las Victimas del Franquismo y de los que les Sobrevivieron (Natalia Junquera Añón).


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española