MATILDE ZAPATA BORREGO, una voz por encima del silencio, los fascistas la FUSILARON al amanecer

Matilde Zapata word pressMatilde nació en Sevilla en 1906. Tras el asesinato de su marido, Luciano Malumbres por un pistolero falangista [Eldiario.es (1) y (2)], se había hecho cargo del periódico santanderino «La Región», redactando artículos de prensa de esta tribuna para dar voz a los trabajadores más desprotegidos. Sería conocida como La Pasionaria de la Montaña por su verbo encendido, su decidida defensa de los derechos de las mujeres, de la igualdad en el ámbito laboral y cultural, y por su actividad política.

Matilde Zapata Borrego se encontraba entre los cientos de personas que marcharon hacia Asturias. El 26 de agosto las tropas de Varela entraron en la capital cántabra. En los días posteriores detuvieron a 17.000 personas. El 17 de septiembre, el ejército franquista ocupó Tresviso, la última localidad cántabra controlada por la República. La periodista siguió realizando labores de propaganda en Asturias, alentando a la resistencia frente a un enemigo que continuaba avanzando. 

Matilde vivió la caída del Frente Norte estando en el puerto de Gijón, cuando trataba de huir de la represión que se avecinaba ante la llegada de las tropas nacionales, intentando con otros miles de fugitivos hacerse un sitio en alguno de los barcos que todavía aguardaban a una población desesperada. Consiguió subir a bordo de uno, pero su mala suerte, como la de tantos otros fugitivos, quiso que la embarcación elegida fuera interceptado en alta mar por la Marina franquista.

La condujeron de vuelta a Santander. Condenada a muerte, pasó sus últimos días en una cárcel con otros centenares de reclusas. Como a todas ellas, le afeitaron la cabeza y la encerraron a esperar la muerte. Matilde fue testigo del sufrimiento colectivo, ayudando a que los ánimos no decayeran en aquellas mujeres, sujetas al rigor de unas leyes que se disponían a castigar cualquier huella de signo republicano, sin distinguir de sexos, edades ni estados. Hay testimonios de los golpes y lamentos de los presos que recibían la visita de falangistas que no querían que los condenados se fueran de este mundo sin llevarse en su cuerpo algún recuerdo de sus venganzas personales. 

Matilde Zapata fue una de las cuarenta mujeres, de entre 18 y 69 años, ejecutadas en Santander y Reinosa entre septiembre de 1937 y 1942. Dos de ellas hubieron de esperar hasta dar a luz para el cumplimiento de las sentencias. Hasta mediados de los años 50, los tribunales militares en Santander dictaron la última pena a prisioneros republicanos, entre ellos diversas mujeres. Antes de llevarla el paredón la hicieron desfilar desnuda ante unos presos obligados a contemplar la escena, mientras ellos bajaban los ojos en señal de respeto.

Matilde fue conducida al cementerio de Ciriego en la madrugada del 28 de mayo de 1938. La fusilaron al amanecer. Seis hombres murieron con ella. Tenía 32 años. Sin embargo el investigador Antonio Ontañón cuenta que Matilde Zapata fue encerrada en una celda aislada de la Prisión Provincial y asesinada a garrote vil después de sufrir torturas reiteradas, según relato de Julio Vázquez, también preso y años más tarde fundador de Comisiones Obreras de Cantabria. Después la fosa común para dar tierra a los que no creen en Dios y se manifiestan contrarios a una visión totalitaria de la existencia. Allí en Ciriego estarán sus restos, junto a los de más de un millar de víctimas de la terrible represión de los primeros años de la victoria de las tropas sublevadas por Franco.


Artículos originales, Eldiario.es (Miguel Angel Chica), Búscame en el ciclo de la vida (J. R. Sainz Viadero). El País (Juan G. Bedoya)


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española