Los Crímenes de la columna del militar felón franquista Antonio Sagardía, en El Pallars Sobirá de Lérida

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Antonio Sagardía Ramos se sumó a la rebelión con la llamada de Mola; su columna progresó hasta el pirineo catalán en 1938, donde llevó a cabo una feroz represión. Como inspector general de la nueva Policía Armada formó parte de la comitiva que visitó la Alemania nazi en septiembre de 1940, y uno de los que recibió a Himmler durante la visita de éste a San Sebastián en 1940. En abril de 1938 las tropas de Sagardía se encontraban desplegadas en el Frente del Segre, una conquista fácil y sin apenas resistencia.

El 6 y 7 de Abril ocuparon Santa Linya, capturando varios prisioneros, de ellos 12 nunca más han sido vistos, 3 murieron en un campo de concentración en Valladolid, y otros 9 desaparecieron tras su ejecución y enterramiento. Fueron acusados porque: “¡el solo hecho de ser catalán basta para ser rojo!”. Hacia el 15 de Abril, en A Àrreu fue asesinado un hombre, y 3 mas en el Prat de Giranto de València d’Àneu. El día 18 asesinaron a 11 personas de los pueblos de Borén e Isavarre del Prat del Fuster de Sorpe. El 14 de mayo fusilaron a 19 rehenes: 8 de Escaló y 11 de Rialp, que fueron enterrados en la fosa común del viejo cementerio de Montardit, en la carretera, a 5 kilómetros de Sort. El día 18, el antiguo presidente del comité de Rialp fue capturado y muerto en un prado cercano al puente de piedra de esta población.

Los sublevados iban a buscar casa por casa a los que, según sus vecinos, habían apoyado al Gobierno republicano. Se confeccionaron listas de rojos. En la mayoría de los casos, los denunciados eran padres de familia. Las envidias y los litigios entre los vecinos desempeñaron un papel capital en la revelación de los nombres. La huida de los hombres republicanos causaría que en su ausencia, las tropas franquistas cargaran indiscriminadamente sobre sus esposas, padres o hijos.

El 25 de mayo, 9 personas eran asesinadas en el Enraiador, cercano al Hostal de Aidí. El día siguiente, en el prado del Coixet de Estaron, en la carretera de Esterri a Llavorsí fueron fusiladas 7 personas, entre ellas un padre, vecino de Escalarre, en el lugar de su hijo, una mujer en lugar del marido, y un hijo en lugar del padre, todos ausentes. El día 29, un hombre fue fusilado en el prado de la Casilla de la Guingueta d’Àneu. El 13 de julio, 2 personas eran asesinadas en el prado del Rector, cerca del túnel del Tornillo.

Ante unas bajas sufridas por su columna tras un ataque republicano, Sagardía comentó: «Fusilaré a diez catalanes por cada hombre muerto de mi guardia. Al día siguiente, 11 personas eran asesinadas en la Molina de Josepet, en Rialp. En esta zona, las represalias ejercidas por la izquierda durante el período revolucionario (1936-37) fueron prácticamente inexistentes. Sagardía no había encontrado apenas resistencia en su avance por el Pallars.

El 14 de mayo de 1938, los militares del general Sagardía fusilaron a 19 rehenes: 8 de Escaló y 11 de Rialp. Fueron enterrados en la fosa común del viejo cementerio de Montardit, en la carretera, a cinco kilómetros de Sort. En 1985, según cuenta el testigo, anónimo, de aquellos fusilamientos, se colocó en la fosa del cementerio una simple crucecita de madera con la inscripción: ‘Josep Barbal y otros muertos por la guerra’.

El Ejército asesinaba, pero los nombres se los facilitaban vecinos del pueblo, una herida que sigue sin cicatrizar. Tampoco se ha dado ningún paso para desenterrar los cuerpos de las fosas comunes, ni se ha colocado una placa que recuerde aquellos hechos. Los cuerpos de las víctimas siguen ahí, en prados, cunetas, donde fueron fusilados, sin una señal, sin nada que los identifique y dignifique.

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Documentos originales: Simas y fosas comunes navarra; Front del pallars; El País (1 y 2); Manuel GIMENO, Revolució, guerra i repressió als Pallars (1936-1939); Francisco Moreno, Víctimas de la guerra civil


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española