CÁNDIDO CARO VALONERO alcalde REPUBLICANO de Zalamea la Real. Aunque protegió a los derechistas del pueblo, criminales franquistas le ASESINARON en Huelva en 1937

Candido Caro Valonero word pressCándido Caro Valonero nació en 1899 en Huelva, era jornalero, miembro de la UGT y de la Agrupación Socialista de Zalamea la Real (Huelva). En 1933, era presidente del sindicato agrario de Zalamea. Ingresó en la Corporación Municipal a finales de febrero de 1936. La Corporación estaba formada por 12 concejales del PSOE y 3 de Izquierda Republicana, Cándido Caro fue elegido cuarto teniente de alcalde, y el 1 de julio de 1936 tomó posesión como alcalde de Zalamea.

Desde tiempos medievales, gran parte de las tierras de los municipios españoles fueron entregadas por los monarcas a personajes de la aristocracia a su servicio. Fue a mediados del siglo XIX cuando se cometió el gran atropello; mediante “desamortizaciones” y sistemas comparables, terratenientes y otras gentes adineradas se apropiaron de la mayor parte los bienes comunales de los territorios municipales. Y no contentos con el poder y la riqueza acumulados mediante tales “privatizaciones” siguieron apropiándose por la vía de los hechos consumados de lo poco que había quedado de la Herencia Histórica.

Estos hurtos, eran defendidos a la fuerza por guardia civil, que para eso la crearon las clases poderosas, ante la impotencia de campesinos, jornaleros, gentes pobres de las aldeas, los desheredados de la fortuna, para quienes, desposeídos de cualquier clase de recursos, los bienes comunales, que lo habían sido durante siglos, eran fundamentales para su supervivencia diaria, vitales en su diaria lucha por la subsistencia y contra la pobreza.

En 1933 Cándido Caro Valonero, y el secretario, José Moreno, emprendieron diversas acciones legales para la recuperación de terrenos y derechos comunales. El Membrillo Bajo, pedanía de Zalamea, simbolizó trágicamente este proceso. Pero el empeño de Cándido Caro tuvo poco éxito, el dinero de los caciques servía eficazmente para conducir a abogados, procuradores y juzgados en la dirección que ellos precisaban. El comportamiento de Caro en defensa de las clases desfavorecidas no fue olvidado por la casta reaccionaria. Llegado el momento le pasaron las cuentas más tenebrosas.

En las tensiones desencadenadas a raíz de la sublevación del 18 de julio, el alcalde Cándido Varo se empeñó en defender la vida de 80 personas de derechas de su localidad de algunos extremistas. Cándido se plantó a la entrada del pueblo delante de los exaltados para salvar a sus convecinos, sin importarle que fueran de una ideología totalmente opuesta a la suya y simpatizantes de una sublevación militar que, de triunfar, implicaría su propia condena a muerte. De nada le sirvió, los mismos a los que salvó le asesinaron poco después.

El 25 de agosto de 1936 las tropas “nazionales” tomaron Zalamea e inmediatamente empezaron a encarcelar y a fusilar a obreros. A don Cayetano, el maestro, lo mataron a golpes en la plaza del pueblo con botellas que cogieron en el casino. También fusilaron a Rodolfo, maestro carpintero. La mayor parte de la juventud huyó a la Sierra, y Caro también tuvo que huir y esconderse. Para que la familia revelara su paradero, los sublevados llegaron a apuntar con sus fusiles a la anciana madre de Cándido, Isabel Valonero, que se hallaba casi ciega, y encarcelaron a su padre, Manuel Caro Ramos, durante al menos 3 meses.

Pero el sacerdote, uno de los protegidos por Cándido Caro, le convenció para que se entregara: “preséntese usted que no le pasará nada pues no ha hecho daño alguno”. Era mentira. Cándido volvió, fue detenido y enviado a la prisión de Huelva, donde cada martes y cada viernes fusilaban a los presos en la cárcel de Huelva, a razón de unos 50 a la semana. Cándido Caro fue sometido a un consejo de guerra siendo condenado a muerte.

El 3 de septiembre de 1937, la guardia civil franquista asesinó al alcalde de 36 años Cándido Caro Valonero, en los muros del cementerio de la Soledad de Huelva. Junto a él fueron fusilados, entre otros Republicanos, el maestro de Lepe Juan Luis Freniche Sánchez, el carpintero Manuel Silveira Prieto, los campesinos Antonio Lorenzo Orta, Antonio Rodríguez Rodríguez, Juan Camacho Ponce, Francisco García Díez, Andrés González Gómez, José Cordero Camacho, Francisco Santana Ortiz, y el marinero Alejandro Mendoza Prieto.

Su esposa, María de la Cruz Oliva quedó viuda a los 37 años, con 4 hijos, el mayor de 12 años. De nada le sirvió haber defendido a los derechistas en Zalamea en los días posteriores al 18 de julio. Una vez asesinado Cándido Caro, los fascistas tomaron al asalto su domicilio, construido con sus propias manos, le robaron el trigo, la avena; se apoderaron de sus animales de labranza, un mulo, una preciosa yegua torda, las cabras, los aparejos, todo; le destrozaron los muebles y los enseres con las culatas de los fusiles. Expoliaron y saquearon la vivienda y dejaron a la viuda y a sus 4 hijos sólo con lo puesto.


Documentos: Fundación Pablo Iglesias. El Obrero ( Eduardo Montagut). La traición al socialismo y a Zalamea la Real (Manuel Jesús Florencio). Guerra Civil Española y sus victimas


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española