PEDRO PATIÑO TOLEDO, albañil, sindicalista de CCOO, COMUNISTA, ASESINADO por mercenarios de la guardia civil franquista en Leganés (Madrid), en 1971. Tenía 33 años

Pedro Patinno word pressPedro Patiño Toledo nació en La Puebla de Almoradiel (Toledo), en 1937. A los 16 años se trasladó a Getafe para trabajar en la construcción. Estaba casado con Dolores Sancho, de 26 años; la pareja militaba en el PCE y en CC OO, se habían conocido en 1966 en París, tenían 2 niños pequeños. Habían vuelto del exilio, y Pedro sufría continuas detenciones. Aquella mañana de hace 48 años Pedro no tenía que ir al tajo. El sindicato, entonces ilegal, había convocado a los trabajadores a la huelga general. Por eso repartiría octavillas informativas en las obras del barrio de Zarzaquemada, en Leganés. Fue la última vez que Dolores lo vio con vida.

Un piquete animaba a la huelga en el sector de la construcción. Carteles y pasquines: “Compañeros se acerca la hora de la lucha. Del 13 al 20 de septiembre huelga general de la construcción, ¡todos a una, compañeros, para sacar de la cárcel al cura Paco, Francisco García Salve”. Poco antes de las 9 de la mañana, Pedro Patiño y sus 3 compañeros se encontraban en la carretera de Villaverde a Leganés. Apareció una furgoneta de la guardia civil ocupada por 4 elementos armados que les rodearon. Los obreros se pararon de inmediato al escuchar el cerrojo de los mosquetones. Ni siquiera les dieron el alto. Nadie dijo nada, pero uno de los mercenarios disparó contra Pedro, el proyectil le entró por la espalda y Pedro cayó muerto al suelo. Los folletos que reivindicaban las 400 pesetas diarias de salario y las 40 horas de jornada laboral semanales quedaron esparcidos alrededor.

Dolores Sancho, trabajaba en el despacho de abogados laboralistas de la calle de la Cruz. A las 4 de la tarde se fue a trabajar, como siempre. Era secretaria de una joven abogada, Manuela Carmena, quien estaba dictándole una carta cuando sonó el teléfono con la noticia, Pedro Patiño había muerto. Carmena se quedó pálida. «A partir de este momento mi vida fue la hecatombe» contaba Dolores en una entrevista en 1996. “Entré en la morgue del hospital Gómez Ulla, el cuerpo estaba cubierto por una sábana. Le destapé. Todavía tenía los ojos abiertos. En su pecho no había ningún rastro de sangre, le habían disparado por la espalda”.

Quedaba viuda y con 2 hijos pequeños. Pero la huelga se vino arriba y la solidaridad se extendió por toda España. Los compañeros del piquete fueron detenidos: El Tribunal de Orden Público los condenó por delito de “propaganda ilegal, arrojar y esparcir en obras y caminos hojas ciclostiladas, unas con el pie de Comisión Obrera Provincial de la Construcción de CCOO, otras con el pie del Comité de Madrid del PCE”: Dos años de prisión y multa de 10.000 pesetas. Jaime Miralles se hizo cargo, valientemente, de la defensa, siendo encarcelado semanas más tarde. Los 3 obreros que estaban con Patiño fueron incomunicados. Los periódicos se plegaron por imposición de la censura a la versión oficial, según la cual «Patiño agredió a los agentes y a uno de ellos se le disparó el arma». No hubo ningún juicio. La autopsia que realizó el Gobierno apuntaba como causa de la muerte ‘hemorragia aguda-choque hipovolémico’.

El 15 de septiembre comunicaron a Dolores que el cadáver estaba en el cementerio. Dolores se escapó, quería una autopsia. Decenas de personas se habían convocado allí. El abogado exigió la entrega del cadáver. No fue escuchado. Cerraron las puertas y el ataúd fue introducido en un nicho. Los guardias prepararon los fusiles. El corneta tocó la segunda señal y todos sus fusiles apuntaron hacia la gente. Entonces entre gritos e insultos todos empezaron a correr perseguidos por los guardias civiles. Así acabó todo: la plaza desierta, las flores pisoteadas.

La familia de Patiño tuvo que esperar 38 años, junio de 2009, para que el Gobierno español, mediante la Ley de Memoria Histórica reconociera que Pedro Patiño fue “perseguido injustamente, que fue perseguido y encarcelado injustamente sin las debidas garantías por el ilegítimo Juzgado Especial de Espionaje y Comunismo, y que murió en defensa de su actividad política”. Además de una calle en Leganés, Pedro Patiño da nombre a la Escuela de Formación (ALEF) de Getafe y a la Escuela de Formación Sindical de CCOO de Madrid. Todo arreglado. ¿Aún queréis más rojos de mierda?


Documentos: Wikipedia. Madrid Sindical (Alejandra Acosta). CCOO. Madrid Diario (Jaime Cedrún)


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española