El médico y LIBERTARIO EMILIO PEDRERO MARDONES, fue Ferozmente TORTURADO y ASESINADO por psicópatas franquistas en Valladolid en 1938

Emilio Pedrero Mardones word pressEmilio Cruz Rafael Pedrero Mardones nació en León en 1911, estudió el bachillerato en Oviedo, y se licenció y doctoró en medicina en Valladolid. En 1932 entró por oposición como alumno interno en la cátedra del vicerrector Rafael Argüelles López. Era un estudiante brillante, llamativo, medía 1’90 m, líder de la FUE. Se afilió a la CNT y en 1936 era dirigente de la FAI. En 1934 murió un falangista en unos enfrentamientos entre falangistas e izquierdistas. Los falangistas acusaron a Pedrero, pero no llegó siquiera a ser juzgado por la endeblez de los testimonios y la falta de pruebas.

Tras la huelga revolucionaria de octubre de 1934 hubo miles de detenidos, entre ellos Pedrero Mardones, que fue juzgado por tenencia de armas y condenado a 8 meses de cárcel en el penal de El Dueso. Cuando se produjo el golpe del 18 de julio de 1936, Emilio no acudió a la Casa del Pueblo a pesar del llamamiento del PSOE. Comprendió que Valladolid estaba en manos de los sublevados, de hecho la Casa del Pueblo cayó al día siguiente. Emilio se escondió en un paraje exterior a la ciudad donde existían cuevas naturales. El mismo 18 de julio del 36, un nutrido grupo de falangistas encabezados por José Antonio Girón de Velasco, jefe de Falange, derribaron la puerta del local de la CNT destrozando y metiendo fuego a todo el interior. Aunque Pedrero había escapado, él y otros escondidos entendieron que los fascistas estaban asesinando a cualquier Republicano, ya era tarde para intentar escapar a zona Republicana.

Emilio Pedrero estuvo oculto en el domicilio de una familia, que lo escondió a cambio de cantidades sustanciosas de dinero que les entregó Eloisa Mardones, tía de Emilio, pero cuando el dinero se acabó dejaron de protegerle. Emilio Pedrero tuvo que salir a la calle, fue reconocido, detenido y encarcelado. Era el 23 de septiembre de 1937. Los golpistas habían cazado a una de sus “bestias negras”. Los fascistas se desquitaron con él bárbaramente, las torturas y las palizas que le dieron lo sacaron por completo de su ser. Fue uno de los muchos casos verdaderamente increíbles por su crueldad; más parece que los autores de tales salvajadas fueran psicópatas, personas trastornadas y despojadas por completo de humanidad.

Por fin lo condujeron a Las cocheras de tranvías de Valladolid, donde muchos Republicanos sufrieron agresiones, palizas, malos tratos, hambre y frío y sacas nocturnas para ser asesinados por falangistas. Según los testimonios del joven de 17 años Leopoldo García Ortega afiliado a CNT, y de Patricio Martínez, vecino de Mayorga, ambos encarcelados en las Cocheras, el estado de Emilio era horroroso, estaba destrozado, sangrante, delirando, no podía andar, lo llevaban arrastrando. Lo dejaron en el suelo destrozado a golpes, deformado, no se le podían reconocer los rasgos, le faltaban los dientes, los ojos casi salidos.

Todos los detenidos sufrían malos tratos, pero Pedrero estaba machacado, sin embargo comenzó a dar vivas a la República, al Socialismo… Los guardias le tiraron al suelo para pegarle con porras, vergajos, patearle. Lo ocurrido aquella noche tuvo como testigos a otros cientos de detenidos que protestaron poniéndose de pie, gritando: ¡Asesinos, asesinos! Pagaron un alto precio por su actitud. Posteriormente llevaron a Pedrero a la cárcel nueva, lleno de moratones, hecho una piltrafa, con heridas sin curar, alguna terriblemente infectada. Allí estaba encarcelado el médico José Getino, compañero de Pedrero en la Universidad que le practicó todas las curas que pudo. Getino fue sacado poco después por una patrulla de falangistas que lo asesinó en los alrededores de Laguna de Duero.

El 17 de enero de 1938 se celebró un consejo de guerra que condenó a muerte a Emilio Pedrero. La madrugada del 2 de junio de 1938 salió hacia el paredón sostenido por 2 guardias, que lo apoyaron contra la pared porque no se tenía en pie. Emilio Pedrero fue fusilado en las graveras de San Isidro de Valladolid junto con un compañero llamado Ángel Egaña. Ambos fueron enterrados en una fosa común del Cementerio de Valladolid. El caso de Pedrero Mardones ilustra sobre los procedimientos judiciales franquistas: acusaciones sin pruebas, indefensión del acusado, abusos, malos tratos y declaraciones no válidas, juicios retroactivos… Lo mismo que se aplicó a otros miles y miles de juzgados. Estos son los juicios que la increíble ley de Memoria Histórica se negó a declarar ilegales.


Documentos: Represión franquista en Valladolid (Orosia Castán: Para Alejandro de Toro, cuyo esfuerzo por recuperar la memoria de Pedrero Mardones ha hecho posible este artículo). Presos.org (Toni Álvaro)


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española