MORIR de HAMBRE en la España franquista. Parte 1: Autarquía letal

Morir de hambre 11 word pressLos largos años 40 están grabados en la memoria colectiva de España como los momentos de represión más feroz y brutal. La población padeció las más variadas formas de violencia institucionalizada y una coacción cotidiana. Pero además, el hundimiento de los salarios, el empeoramiento de las condiciones laborales, la escasez de alimentos, agua, energía, el racionamiento, la penuria y miseria generalizada, las trágicas condiciones de vida, generaron una dramática situación de hambre, enfermedades, y muerte.

Los datos de producción agrícola e industrial eran catastróficos. La explotación laboral de los esclavos del régimen y las condiciones de trabajo más que precarias de los obreros provocaron que la miseria rebosara. Más de un cuarto de la población española estaba, literalmente, muriendo de hambre en un estado cercano a la desesperación. La mano gris de la ansiedad y la desnutrición dejó sus huellas en todas partes, incluso en las caras de los niños. Rara vez se veía una sonrisa. La grave desnutrición del pueblo español se evidenciaba en los rostros grisáceos, contraídos, angustiados, cuerpos flacos, mal vestidos. Los labios apretados, los ojos pensativos, rencorosos, una situación que consumía el cuerpo y el espíritu.

La otra cara de la moneda fueron los beneficios de la banca, empresas afines, terratenientes, el desvergonzado enriquecimiento de los grandes estraperlistas del régimen, y el desarrollo de los privilegios de la Iglesia y el Ejército. Mientras que en muchos pueblos había gente que no comía pan desde hacía meses, los selectos lacayos del franquismo nadaron en la abundancia, algunos podían comprar coches, gastar y divertirse. El régimen no distribuía alimentos, desaparecían en el mercado negro, las clases altas y la dictadura se lucraban con el estraperlo y la escasez ajena. Los funcionarios, falangistas, los amigos del régimen, se daban la gran vida. Hoteles, restaurantes, cafés, bares y cabarets estaban siempre llenos de franquistas acompañados de rameras y gorrones. Todos saboreaban suculentos manjares y vinos generosos en una atmósfera de música y alegría que contrastaba con la España famélica.

Mientras tanto se enviaban productos agrarios a la Alemania nazi. Los franquistas pagaron la deuda adquirida con Alemania por su ayuda militar durante la guerra de España a través del envío de ingentes productos agrícolas, minerales y otros productos a las tropas nazis. El embajador Yecklan contaba que: “aunque las perspectivas de alimentos para el invierno parecían siniestras, la totalidad de la cosecha de patatas de la zona de Valencia habían sido enviadas a Alemania. Tomates, aceite, frutas en grandes cantidades estaban también en camino. Para los franquistas era más importante la contribución de España a la causa nazi que evitar la inanición de su pueblo”.

La duración y profundidad de la crisis se originó por el absoluto fracaso de la irracional política económica autárquica del régimen, que fue la causa principal del tremendo estancamiento económico español, y de la larga crisis de subsistencia, desabastecimiento, hambre, desnutrición, enfermedades y muerte de decenas de miles de españoles. El régimen franquista nació con el apoyo directo de las potencias totalitarias a las que se alineó de manera entusiasta hasta casi el final de la guerra mundial. En vez de sacar partido de la neutralidad, malogró una oportunidad para el desarrollo industrial español.

La escasez de viviendas, el hacinamiento en cuevas, el chabolismo, la falta de higiene, la carencia de servicios sanitarios y medicinas, era casi total. La población se hallaba en un estado de desnutrición, inanición y debilidad permanente. En muchas localidades, durante meses enteros, las gentes sólo comían hierba cocinada con sal. La cantidad de proteínas, grasas, hidratos de carbono y otras sustancias básicas eran la cuarta parte de la necesaria, lo que originaba la aparición de enfermedades y muertes en calles, campos, en cualquier sitio.

El pueblo español moría lentamente en proporciones alarmantes sin remisión, sobre todo los niños. En 1943, de un grupo de 1.987 niños de familias numerosas, solo sobrevivieron 623. La hambruna, la miseria, las torturas, golpeaban de forma despiadada a los presos Republicanos hacinados en las cárceles franquistas: Hombres y mujeres, entre 20 y 40 años, fallecían diariamente. En 1941, en la prisión de Córdoba hubo 756 muertos dentro de la prisión, frente a 584 fusilados.

Aparecieron epidemias infecciosas, especialmente de tifus y tuberculosis. Mucha gente tenía pelagra o enfermedades hepáticas, calambres musculares, edemas, parálisis de las extremidades. En 1941 se descubrió que en la Universidad de Madrid había 420 casos de tuberculosis. Mas de un cuarto de millón de personas murieron de tuberculosis pulmonar entre 1940 y 1947. Cerca del 15% de los niños fallecieron. Se cuentan por decenas de miles las muertes por hambre, y en un número incalculable las producidas por enfermedades provocadas por la desnutrición.

Continúa en Parte 2: La escasez, una PAVOROSA estrategia REPRESIVA


Documentos: Morir de Hambre. Autarquía, Escasez y Enfermedad en la España del Primer Franquismo, por Miguel Ángel del Arco Blanco. El Pais (Carlos Barciela). Madridiario (Francisco Naranjo). El Español (David Barreira). La Sexta (Nacho del Río). Historiacocina (Carlos Azcoytia). Viento en los olivares, por Abel Plenn, agregado de prensa en los años 40 a la embajada de los Estados Unidos en España


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española