Tomás Toral Casado nació en Valderas en 1900, era el mayor de 6 hermanos, su padre era capataz de obra. Tomás se interesó en asegurar el acceso a la educación de todos los niños. Desde 1924 ejerció como maestro, consiguiendo plaza fija en 1932 en Villaornate (León). Allí, abrió una biblioteca cuyos préstamos gestionaban las alumnas mayores. Adquirió libros como La Odisea y La Ilíada, La Divina Comedia, los cuentos de Perrault o Las mil y una noches, con los que los franquistas hicieron hogueras. Promocionó que los alumnos mayores realizaran obras de teatro como complemento a la educación de los niños.
Toral era un hombre especial, un vecino solidario y amante del conocimiento. Durante los años 30 escribía artículos de divulgación científica, en ese afán de llevar el conocimiento a todo el mundo. En sus libretas manuscritas explicaba la génesis de los planetas, la determinación del sexo, las razones del envejecimiento, la necesidad de dormir, los daños de la radiación para la salud, los mitos sobre el origen del fuego, o por qué la hemofilia afectaba más a niños que a niñas. «El ser humano vive por un azar insólito y rarísimo en la historia de los astros», reflexionaba en el capítulo dedicado al sistema solar y el universo.
En 1927 fue el director de la revista cultural Prisma, seminario local de Valderas, donde reflexionaba que «Igual es el derecho del rico a educarse que el del pobre, que debe de disponer de los mismos medios para llegar a la educación, para adquirir su formación espiritual, corporal y cultural. Es injusto lo que sucede con los niños pobres: hay que repararlo, arropándolos bien y dándoles alimentos nutritivos en abundancia para que se críen sanos en cuerpo y limpios en alma». Tomás Toral acudía después de clase a las casas de los niños que no iban a la escuela porque ayudaban a sus padres en el campo, para ayudarles a estudiar.
El 9 de Octubre de 1936, la falange ordenó la destitución y separación «por el bien de la patria» del maestro Toral, al que acusaron de enseñar «la no existencia de Dios», de «actuar intensamente en la política del Frente Popular «y de tener «escandalizado al pueblo que, gracias a los trabajos de este maestro, llegó a convertirse en un pueblo izquierdista y con gran mayoría de socialistas». El mismo papel indica que los alcaldes de Villaornate y Campazas informaron favorablemente de la conducta y actuación del maestro, «por lo cual merecen ambos la destitución fulminante».
Al día siguiente Toral fue detenido en la escuela de Villadangos, delante de sus alumnos. Lo encarcelaron en el campo de concentración de San Marcos, y días después, sin pasar por juicio alguno, lo asesinaron junto a otros hombres en Villadangos del Páramo, donde entre septiembre y noviembre de 1936, los golpistas mataron a 85 personas, incluyendo una mujer. Los cadáveres fueron arrojados a 3 fosas comunes. En 1936 Tomás Toral había contraído matrimonio con María González Carnero. Cuando los fascistas se llevaron a Tomás, María estaba embarazada de 8 meses. Su hijo nació 3 semanas después de su muerte.
Cuenta su nieta Susanna Toral, que en su casa nunca se hablaba de aquello. En 2006 pasó por Villadangos del Páramo: «Entré en un bar, conté quién era y que deseaba indagar sobre la fosa donde sepultaron a mi abuelo y a otras 70 personas y la camarera me dijo: ‘Aquí no se habla de eso, cállate’. Un señor me agarró del brazo, me sacó del bar y me explicó que la fosa estaba en el cementerio, y también le dijo: ‘No quiero que me vean contigo’.
Reflexiona Susanna que «Nuestros desaparecidos no están ni vivos ni muertos, están ahí en el aire, impulsar su búsqueda y reconocimiento es importante y sano. Se hizo como que no existieron, pero sí existieron, y sus descendientes somos la prueba y su legado, los recordamos y celebramos que hubieran vivido». El 24 de febrero de 2022 comenzaron unas labores de prospección en el cementerio de Villadangos del Páramo.
Documentos: Eldiario.es (Olga Rodríguez, Antonio Vega). Ileón. León Noticias (N. Brandón). Y la obra libro Muerte y represión en el magisterio de Castilla y León, de Enrique Berzal y Javier Rodríguez. Imagen: Cortesía de Ana Gaitero, hija de Asterio Gaitero, 2º por la izquierda, 2ª fila
En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española