Tras la rebelión fascista del 36, la mayor parte de Aragón quedó en territorio sublevado; apenas hubo conflicto armado entre nazionales y Republicanos. La represión sobre estos últimos desactivó cualquier posible reacción leal al Gobierno. Muchos de los maridos y familiares de las uncastilleras huyeron al monte, o combatían en zona Republicana. Ellas se quedaron en su hogar. Las mujeres asesinadas fueron elegidas por participar en la transformación social del período Republicano, o como «venganza» por no encontrar a otros hombres Republicanos de la familia.
El 31 de Agosto de 1936, los falangistas fusilaron a las 10 mujeres de Uncastillo (Zaragoza):
Josefa Casalé Suñén dejó 6 hijos. Con 39 años bordaba y cosía para mantener la economía familiar. Era una mujer religiosa, y también abiertamente Republicana. Había aprendido a leer y a escribir por su propia cuenta y cada noche impartía clases en su domicilio a quienes, por trabajar, no habían podido ir a la escuela. Tan Republicana como católica, tenía su propio reclinatorio en la iglesia que tras asesinarla tiraron a la calle.
Lorenza Arilla Pueyo, de 61 años, tenía 3 hijos, convencidos izquierdistas, que servían en ese momento en el ejército Republicano. Narcisa Pilar Aznárez Lizalde era la hermana de 2 destacados militantes cenetistas huidos. Con 32 años, era una mujer culta que no pudo despedirse de sus 3 hijas. Inocencia Aznárez Tirapo tuvo 8 hijos, uno de ellos, José, era un conocido socialista que combatió en el batallón Cinco Villas. Inocencia leía el periódico a sus vecinas; 12 días antes que ella fue asesinada su hermana Agapita, que residía en Ejea de los Caballeros (Zaragoza). Estaba afiliada a la UGT y su hijo mayor, Julián, era miembro del PCE. Fue detenida el 18 de agosto, el mismo día que otros 9 uncastilleros, todos asesinados.
Julia Claveras Martínez vivió durante los primeros días de guerra el asesinato de su esposo Antonio, jornalero socialista, y de su hermano Florencio: Fue detenida el 30 de agosto de 1936 y asesinada al día siguiente junto a sus 9 vecinas. Su casa fue posteriormente desvalijada. La esposa de Florencio, Isidora Gracia Arregui, era también una reconocida socialista y 2 de sus hermanos habían huido a zona Republicana. Tras perder a su esposo fue asesinada dejando 3 hijos pequeños. Melania Lasilla Pueyo asistió al asesinato de 2 de sus 6 hijos, Antonio y Jesús, antes de recibir ella la misma suerte. Felisa Palacios Burguete, de 53 años fue asesinada a pesar de ser religiosa, acusada de «libertaria» y de «ideas avanzadas». Dos de sus hijos y una hija eran afiliados a las Juventudes Socialistas, mientras otro pertenecía a la CNT.
Andresa Viartola García no tenía filiación política y tuvo un solo hijo con Marcos Arregui Pérez, ugetista preso en la cárcel de Torrero (Zaragoza). Después del golpe de Estado intentó huir a Francia, pero fue asesinado. Marcos ya había escapado al monte cuando fueron a buscarlo a su casa; probablemente por eso se llevaron a Andresa. Leonor Villa Guinda tenía 3 hijos y vivía también con sus hermanos, socialistas, Pablo y Santos. El primero logró alcanzar Francia, pero el 2º fue asesinado.
Tras su localización, en Diciembre de 2020 se ha llevado a cabo la exhumación de las 10 mujeres asesinadas. En la fosa ha aparecido un anillo, dedales, horquillas, peinetas, ropa, sandalias, y el honor de luchar contra el fascismo. La exhumación ha sido promovida por la Asociación Charata para la Recuperación de la Memoria Histórica de Uncastillo y el Colectivo de Historia y Arqueología Memorialista Aragonesa (CHAMA). Han colaborado integrantes de asociaciones memorialistas como la ARMH Batallón Cinco Villas y la ARMH Simién de Luesia.
A sus 88 años Soledad, hija de Josefa Casalé, comenta: «Estoy muy orgullosa de mi madre, de sus ideas y de su lucha». Recuerda que se escapaba del colegio para no tener que sufrir la humillación de cantar el caralsol. También relata el hambre y la miseria, el dolor y el sufrimiento que sufrió en su infancia por culpa de la represión franquista. «No podemos cambiar lo que pasó, pero ahora hay que contarlo».
Documentos: Público (Alejandro Torrús). El Español, incluyendo imagen ( Julen Berrueta). El Periódico de Aragón. AraInfo (Iker González Izagirre). Carta de despedida de Josefa a su familia en Diario16 (María José Pintor Sánchez-Ocaña). Y el documento de la historiadora Cristina Sánchez, «Purificar y purgar. La Guerra Civil en las Cinco Villas«
En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española